miércoles, 25 de enero de 2017

Introducción

           La razón que consiguió que esta idea germinase en mi cabeza y en consecuencia, la creación de este blog es tan absurda que no sé cómo comenzarla de una manera coherente.
            Aunque no crea en las presentaciones sé que es por donde he de empezar: Mi auténtico nombre no lo voy a dar –o al menos de momento-, aunque me presentaré como Sergio. Actualmente -enero de 2017- tengo dieciséis años. Estoy matriculado en el primero del bachiller de ciencias tecnológicas, en España –te informo de que soy estudiante porque creo que es un dato importante-. La información restante a mí prefiero no darla, o al menos de momento, pues una parte quiero guardármela para mí y seguir en el anonimato, para tener la libertad de escribir sin preocuparme de ninguna repercusión en mis relaciones sociales, y la otra parte que sí quiero compartir me interesa que la vayáis conociendo por vosotros mismos, sacando conclusiones de lo que escribo –me parece una forma de conocerme mucho más auténtica y real que la de bombardearos con ideas acerca de mí, pudiendo ser erróneas y tendenciosas.
            El único objetivo que tengo al hacer este blog es convertirlo en mi diario filosófico, pues pretendo subir reflexiones, razonamientos y críticas, tanto positivas como negativas, pero siempre intentando que sean constructivas.
            Como podrás deducir soy una persona muy inexperta en la filosofía debido a mi edad, pero eso no significa que no sea reflexivo ni que sea incapaz de impresionarte. Actualmente estoy intentando introducirme en el mundo de las reflexiones, y considero que una de las cosas más bonitas de este blog es, que si me lo propongo, va a almacenar todas las reflexiones importantes que tenga, y alguna que otra de menor importancia. También quiero exponer que probablemente suba varias entradas de un mismo tema apoyando posturas distintas en cada una; esto será debido a que habré cambiado mi punto de vista por algún motivo que seguro que explicaré cuando suceda.
            Te pido que si no estás de acuerdo con algún razonamiento o conclusión que escriba te animes a exponer tus pensamientos en los comentarios. Sé perfectamente que estoy lejos de la perfección –si es que existe-, y que siempre se puede ser un poco mejor en un campo en concreto. Estoy dispuesto a rectificar y aprender si cualquier persona me demuestra que estoy equivocado. Sería algo que os agradecería bastante.
            Bueno, después de todo lo que has leído mereces saber la razón de la creación de este blog: el pasado viernes suspendí una recuperación de matemáticas a la que había dedicado muchas horas y esfuerzos en estas vacaciones. El viernes por la tarde me di cuenta de que estaba demasiado desanimado y desilusionado, que el suspenso me había derrumbado completamente, por lo que empecé a buscar una actividad que me animase, y encontré esta.
            Sé que el siguiente razonamiento va a ser muy escueto y superficial, pero no quiero subir una entrada demasiado larga, y seguramente reflexione después de este mismo tema con un mayor detenimiento. Lo que quiero decir es que si estás triste o desanimado porque crees que has fracaso en alguno de tus objetivos, no te ciegues con tus pensamientos pesimistas; intenta enfocar toda esa desilusión en hacer alguna actividad creativa que te anime y por la cual encuentres cierta satisfacción, porque de lo contrario, querido lector, bajo mi punto de vista habrás perdido la tarde. Entristecerse por un periodo demasiado largo no sirve de nada, no te es productivo, no te va a acercar a tu objetivo. Además de intentar hacer una actividad que te alegre, intenta localizar los errores que han producido ese supuesto fracaso e intenta conseguir que no se vuelvan a producir.
            Un saludo muy grande, y muchísimas gracias por dedicarme ese tiempo tan hermoso.

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